¿Qué significa ‘comer bien’? ¿Comer alimentos a la plancha? ¿Evitar fritos y grasas saturadas? Seguramente tener una alimentación sana y equilibrada significa mucho más.
La mayoría de la sociedad no ‘come bien’. Hay muchos mitos relacionados con la buena alimentación. Algunos piensan que alimentarse correctamente significa ser vegetariano, comer solamente productos ecológicos o incluso hay quien opina que ‘comer bien’ es más caro.
Hoy no entraremos a debatir todos estos temas, pero los iremos abordando. Si alimentarse de forma saludable es fundamental para cualquier persona, todavía lo es más para un/a paciente de leucemia o que sufre otro tipo de cáncer.
Los tratamientos quimioterápicos debilitan nuestro organismo y, por ello es importante ‘estar fuerte’. Además, algunos alimentos pueden facilitar la aparición de bacterias que pueden ser comprometer o alterar el tratamiento del paciente ya que este se encuentra con el sistema inmunológico afectado.
Los pacientes hemato-oncológicos que siguen una nutrición adecuada se encuentran mejor y presentan menos complicaciones. Una dieta saludable (equilibrada, variada, suficiente y, ¿por qué no?, agradable) ayudará al paciente a sentirse más fuerte, tolerar mejor los alimentos y mejorar el funcionamiento general de su cuerpo.
Repasaremos entonces las normas básicas de una buena alimentación, algunos aspectos específicos de la nutrición en el caso de un trasplante de médula ósea y una complicación muy común y extremadamente molesta: la mucositis oral.
En general, sin esto, no vamos a ningún lado…
Hay unos consejos generales y básicos que, como norma, debemos seguir. El sancta sanctorum de la alimentación saludable.
● Realizar por lo menos 5 comidas al día: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena (¡por lo menos!). Estos platos deben tener poco volumen, pero ser muy nutritivos.
● En el almuerzo y la cena los platos tienen que ser completos y contener verduras, hidratos de carbono (cereales, legumbres, arroz, pasta…) y proteínas (carne, pescado o huevos). Una opción agradable es prepararse un plato único tipo buddha bowl. Sería como un plato combinado saludable.
● Tenemos que intentar cocinar los platos de forma sencilla para facilitar la digestión y conservar todas las propiedades, vitaminas y minerales de los alimentos. Menos fritos y más alimentos cocinados al vapor, hervidos, al horno…
● Se recomienda el consumo moderado de grasas, especialmente las de origen animal. Mejor que comer carne roja, consumir carnes magras o blancas como el pollo, el pavo, o pescado.
● Tienes que beber mucho líquido. Por lo menos 6 vasos al día de agua, infusiones, zumos… Y dejar de lado las bebidas azucaradas y gaseosas. Y, si puede ser, mejor tomarlas entre las comidas.
● ¡Ojo con la manipulación de los alimentos! Nada de no pelar la fruta y la verdura. Hay que lavarlas muy bien y conservar los alimentos de forma adecuada y no durante mucho tiempo.
● E, igual de importante es nuestra alimentación que nuestra boca. Nuestra boca, nuestra saliva, las encías… están llenas de microorganismos, algunos “buenos” y otros “malos”. Algunos nos protegen de ciertas enfermedades, otros siempre están en guerra para causarnos infecciones y algunos esperan pacientemente para crear patologías más serias. Por ello es fundamental mantener una muy buena higiene oral, con cepillado diario de los dientes, lengua y encías, después de las comidas y al acostarse utilizando un dentífrico no irritante, un cepillo suave y seda dental para la limpieza interdental. Posteriormente el paciente tiene que realizar enjuagues orales con colutorios. Ante signos de sangrado o en pacientes con plaquetopenia, se puede utilizar una torunda de gasa o bastoncillos de algodón para el cuidado de la boca.
Respecto a los colutorios, se utilizarán preferentemente solución salina, bicarbonato sódico o una mezcla de ambos y se deberán evitar aquellos que contienen alcohol, ya que resecan la mucosa. Algunos estudios concluyen que se debe evitar el uso de bicarbonato porque aumenta la alcalinidad de la mucosa oral y disminuye las propiedades bactericidas de la saliva.
Durante y después de un trasplante de médula ósea
La flora gastrointestinal habitual es la principal fuente de infecciones en el postrasplante inmediato. El daño producido sobre la mucosa intestinal por el tratamiento de acondicionamiento (mucositis) permite el paso de bacterias desde el tracto digestivo hacia la sangre. Para evitarlo, desde el inicio del acondicionamiento se administran fármacos capaces de descontaminar el tracto digestivo, así como dietas con alimentos esterilizados o, con más frecuencia, dietas con bajo contenido bacteriano. Estas últimas, mejor toleradas que las estériles, consisten en administrar todos los alimentos cocinados o, de no estarlo, convenientemente lavados o pelados.
Por ejemplo, en este tipo de dietas, quedan prohibidos:
● la leche, yogures, quesos y otros productos lácteos no pasteurizados (incluido el kéfir)
● quesos con moho tipo roquefort, gorgonzola, queso azul…
● carnes poco cocinadas
● huevos o tofu crudos o a medio cocer
● frutos secos
● pescados ahumados
● frutas y verduras crudas sin lavar y los germinados en general
● miel y chocolate
● agua no embotellada
● en general, cualquier alimento crudo sin cocinar
Estas medidas se prolongan durante, como mínimo, toda la fase de neutropenia (12-21 primeros días post trasplante) y se pueden prolongar dependiendo del estado inmunitario del paciente.
Lee la Guía del trasplante de médula ósea para pacientes de la Fundación Josep Carreras contra la leucemia
Trucos para aliviar la mucositis
Es la inflamación de la mucosa de la boca. Sin duda, este es el efecto secundario más molesto para el paciente, ya que puede ser muy doloroso e impide una adecuada ingesta de alimentos. Además, es muy común, más del 40% de pacientes que reciben quimioterapia y más del 75% de los que se someten a un trasplante de médula ósea la padecerán. Como prevención de esta complicación, durante todo el tratamiento se insiste en la necesidad de una máxima higiene dental y bucal, y se administra la analgesia necesaria para que el paciente se encuentre lo más confortable posible. En los casos en que la ingesta de alimentos se vea muy limitada, puede ser necesario administrar nutrición parenteral (alimentación por vía intravenosa) o enteral (por sonda).
Con el fin de prevenir y tratar la mucositis se utilizan una gran variedad de tratamientos: fórmulas magistrales, fármacos comercializados y terapias no farmacológicas. Pero, en general, el paciente con mucositis, tiene que seguir las siguientes medidas:
● Enjuagarse con solución salina, bicarbonato o ambos cada 2-4 horas.
● Cuando la mucosa está ulcerada, evitar el uso de agua oxigenada que impediría la granulación del tejido y su curación.
● No utilizar productos que contengan alcohol, glicerina o limón, ni dentífricos de acción abrasiva.
● Evitar alimentos que desencadenen dolor: ácidos, picantes y comidas calientes.
● Procurar la ingestión de una dieta blanda e incrementar el aporte de líquidos fríos y nutritivos.
● Abstenerse de irritantes como alcohol y tabaco
Mantener la boca fría utilizando hielo, agua helada, helado o polos, puede ayudar a prevenir el dolor y las úlceras bucales en los niños y los adultos.
En estos casos es lógico perder el apetito pues sentimos dolor, que aumenta cada vez que comemos. Pero es gracias al alimento que vamos a aportar nutrientes, por ejemplo, para construir nuestras defensas. Veamos algunas recomendaciones para hacer más llevadero el momento de alimentarnos.
● Es mejor fraccionar las comidas y tomarlas a lo largo del día de modo que en vez de ser 4 o 5 (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena), pueden ser 6, 8 o incluso 10 ingestas más pequeñas.
● No hay que ser rígidos con los horarios, hay que comer aprovechando siempre el momento en el que se sienta mejor, y comer.
● Masticar despacio y si es necesario por la falta de saliva, a cada bocado usaremos líquidos para hacer más fácil la deglución.
● Se pueden usar chicles y caramelos entre comidas para aumentar la cantidad de saliva.
● La temperatura del alimento no puede ser caliente pues las mucosas ya están muy sensibilizadas como para soportarlos, optaremos por una temperatura ambiente o fría, que ayuda a aliviar el dolor.
● Hay que beber abundantes líquidos: agua, leche, batidos, infusiones…
● Usar alimentos de textura suave como la patata, zanahoria cocida, natillas… en puré, cremas, papillas, etc.
● Evitar alimentos ácidos que irriten las mucosas (limón, kiwi, fresa, naranja, melón, tomate, cebolla, ajo), picantes (chorizo, alioli, guindilla, …) fritos, condimentos fuertes, alimentos pegajosos, secos o excesivamente grasosos.
● Hay que evitar también el alcohol y tabaco.
Los ‘tips’ de Raquel
Finalmente, le hemos pedido a Raquel, ex-paciente de linfoma no Hodgkin y apasionada de la nutrición, que comparta con nosotros algunos trucos o consejos que le fueron útiles durante su tratamiento.
• TIP #1: Es muy importante que los dos o tres días pre y post sesiones de quimioterapia hagas una dieta muy blandita, pero sin que falte ningún nutriente. Así no le darás trabajo extra a tu estómago y te sentirás fuerte para afrontar todo el tratamiento.
– Proteínas de pescado blanco, clara de huevo, queso fresco (siempre pasteurizado), gelatina neutra (puedes añadirle trocitos de manzana), carne de pollo o pavo.
– Hidratos de carbono de hortalizas suaves, como el calabacín, la calabaza, la judía verde, la zanahoria, la manzana y la pera asadas o hervidas, patata y boniato.
– Grasas saludables del aceite de oliva virgen extra y del aguacate.
– Cocina al horno, al vapor, en papillote o hervido.
– Evita los fritos, las carnes rojas, los alimentos ácidos, el alcohol, el café y los picantes.
TIP #2: Hidrátate mucho, con agua, principalmente. Si te aburres puedes darle sabor con unos trozos de limón, unas fresas, unos trozos de melocotón … ¡Échale imaginación! Puedes tomar infusiones de tila, melisa o tomillo, bebidas vegetales de avena, de almendras, de arroz, de nueces, de avellanas, … Procura que no lleven azúcares añadidos. Y aprovecha para innovar con licuados de frutas y verduras, añadiendo por ejemplo una cucharadita de polen de abejas para darle un empujoncito a tu sistema inmunológico. Si les pones remolacha fresca obtendrás unos colores preciosos. Un super truco de la Dra Odile Fernández, médico y expaciente de cáncer de ovarios) que me iba fantástico para aliviar las poquitas náuseas que tenía era tomar poco a poco una infusión con cáscara de manzana bien lavada, una rama de canela y un trocito de jengibre fresco. ¡Mano de santo!
•TIP #3: Aprovecha para hacer un cambio que perdure en el tiempo y vivir en un cuerpo ‘no inflamado’. Tomar alimentos antiinflamatorios te permitirá mantener a raya los efectos de la quimio durante el tratamiento y mantener un estado de salud envidiable en adelante. La cúrcuma (mezclada con pimienta negra) y el jengibre serán tus nuevos amigos, ves introduciéndolos poco a poco. Hazte socio de las verduras crucíferas y de las verduras de hoja verde: el brócoli, la col, las acelgas, canónigos, espinacas, rúcula, … tienen mil posibilidades, te sorprenderán. No te olvides de otras especias como el orégano, la cayena, el ajo, el perejil, … dejan tus platos preciosamente listos para devorar. Los sofritos de cebolla, tomate y aceite de oliva virgen extra te darán el poder. Los frutos rojos, la piña y la papaya son frutas especialmente “mágicas” para desinflamar. Unos botecitos de semillas y de frutos secos naturales para dar un toque de chef a todos tus platos: chía, sésamo, lino, girasol, calabaza o cáñamo ¿las has probado? ¡Te chiflarán! Los cereales… mejor integrales. Y el pescado… mejor azul y pequeño. Y si todo esto te resulta demasiado estresante puede que te resulte más fácil pensar en lo que debes evitar para olvidarte de la inflamación: empezar es fácil. Menos productos (y más alimentos), menos azúcares añadidos y menos carnes rojas y procesadas. El cambio suena bien ¿verdad?
•TIP #4: lavar muy bien las frutas y las verduras y no comas carnes o pescados crudos (o sazonados o ahumados) Es importante evitar riesgos de infección o intoxicaciones.
•TIP #5: algunos suplementos te pueden ayudar a pasar el tironcillo, aunque mi recomendación es siempre consultar con tu hematólogo para que sea conocedor de todo lo que puedas tomar. Los probióticos te ayudarán a equilibrar la flora intestinal, entre los antibióticos y las diarreas la pobre se queda un poco tocada durante el tratamiento. El aceite de onagra aumenta la capacidad de retención de agua por lo que ayudará a mantenerte hidratada (y tu piel lo notará) La jalea real puede ser un chute para tus defensas y un aporte extra de vitaminas naturales
Desde la Fundación, también te recomendamos los siguientes recursos sobre alimentación y cáncer para conocer más trucos, recetas y consejos:
“Qué y cómo comer durante el cáncer”
“Nutrición de la persona con cáncer durante su tratamiento”, recurso del National Cancer Institute
“Recomendaciones generales sobre la alimentación durante el tratamiento con cáncer”, recurso del Institut Català d’Oncologia
“Dieta y cáncer”, artículo de G. Martín Peña, de la Unidad de Nutrición Hospital de Móstoles para la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)
“Recomendaciones dietéticas -nutricionales en oncología”, recurso de la Generalitat de Catalunya
“Prevención y tratamiento de la mucositis en el paciente onco-hematológico”, FARMACIA HOSPITALARIA, ARÁN EDICIONES, S. A.
“Recetas de cocina y de autoayuda para el enfermo oncológico”, Sociedad Española de Oncología Médica
“Recomendaciones especiales sobre la alimentación del paciente con cáncer”, Fundación Alicia
“Diet and cancer”, recurso de Cancer Research UK (en inglés)