Dado el excelente pronóstico actual de la enfermedad y que aproximadamente el 20% de los casos diagnosticados de leucemia mieloide crónica tiene menos de 40 años, el deseo de tener un hijo también es un tema que se plantea de forma frecuente en esta enfermedad.
Recordamos que el 90% de los pacientes de leucemia mieloide crónica conviven con la enfermedad tomando inhibidores de la tirosina cinasa (ITK en sus siglas en inglés o ITC en castellano), tales como imatinib, nilotinib, dasatinib… (leer la historia del tratamiento de la leucemia mieloide crónica)
Según la ficha técnica de los ITK, se desconoce su efecto teratogénico (riesgo de malformaciones en el feto), recomendándose evitarlos durante el embarazo y antes de la gestación.
En el caso de los pacientes de leucemia mieloide crónica varones
Cada vez es mayor la experiencia que avala la posibilidad de tratamiento con ITK en el caso de varones sin verse relacionado con dichos efectos teratogénicos. Actualmente, el protocolo aconseja, en pacientes de leucemia mieloide crónica en tratamiento con ITKs que quieran tener hijos, parar el fármaco (imatinib por ejemplo) durante unos 3 meses y, entonces, recoger el esperma para proceder a la fecundación.
En todo caso, cada situación es diferente y se recomienda hablar con el hematólogo y valorar las opciones.
En el caso de las pacientes de leucemia mieloide crónica mujeres
Actualmente, en algunos casos concretos de mujeres pacientes con LMC en los que las condiciones médicas requeridas por su hematólogo se cumplen, se ha podido llevar a cabo un embarazo con normalidad tras un adecuado manejo de la enfermedad.
En el caso de las mujeres, es imprescindible que la paciente plantee la situación en un centro con experiencia en el que se consideren las distintas opciones posibles. Estas opciones podrán incluir la interrupción (temporal o definitiva del fármaco) en pacientes con una adecuada respuesta o la sustitución por otro fármaco como el interferón. A las mujeres que están en remisión molecular mantenida, se puede plantear de entrada dejar el imatinib, y/o bien controlarlo evolutivamente, o empezar con interferón que se mantiene todo el embarazo. Este último es un fármaco que no es teratogénico. Si no hay remisión molecular completa, se puede pasar directamente al interferón recordando que se deberá tomar no menos de 9 meses y teniendo en cuenta que no se tolera muy bien.
Así les ocurrió a Bea y a Andrea y así nos lo explican.