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Conoce a Cristina Prieto…

Conoce a Cristina Prieto…

14/03/2016
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Cristina Prieto

Es investigadora del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (Campus Clínic-UB)

Edad: 27

Lugar de nacimiento: Avilés (Asturias)

Mini currículum

Estudié Licenciatura Bioquímica y Máster de Biomedicina en la Universidad de Oviedo. Durante el Máster conocí el trabajo que hacía el grupo de Pablo Menéndez en Granada y conseguí una beca del Instituto de Salud Carlos III para realizar allí mi tesis doctoral. Después de algo más de un año en Granada el grupo se trasladó a Barcelona, por lo que mi trabajo continuó en el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, donde espero terminar mi tesis durante el próximo año.

4 adjetivos que te definan:

Cabezona (como me dice mi padre), despistada, empática y a veces demasiado transparente.

Recientemente acabas de publicar un artículo científico titulado “Activated KRAS cooperates with MLLAF4 to promote extramedullary engraftment and migration of cord blood CD34+ HSPC but is not sufficient to initiate leukemia” en la revista Cancer Research. ¿De qué se trata? 

La translocación MLL-AF4 es el marcador genético característico de una leucemia linfoblástica aguda (LLA) especialmente agresiva que afecta a niños de menos de un año y presenta baja respuesta a quimioterapia, reduciendo los niveles de supervivencia de esta enfermedad a un 30%. 

A día de hoy no ha sido posible generar un modelo de estudio que “imite” esta leucemia, por lo que no se sabe si MLL-AF4 es capaz de generar la enfermedad «por sí solo», o por el contrario necesita la presencia de una segunda mutación que inicie el proceso leucémico. Gracias al análisis del genoma de estos pacientes, sabemos que un 40% de ellos presenta mutaciones en el gen KRAS y además esta mutación se relaciona con un peor pronóstico de la enfermedad.

Por esta razón, nuestro objetivo en este trabajo ha sido estudiar el efecto de la mutación de KRAS en presencia de MLL-AF4, con el fin de averiguar si ambos colaboran en el proceso leucémico. Mediante ensayos in vivo e in vitro hemos comprobado que KRAS y MLL-AF4 no cooperan para generar leucemia, aunque la mutación en KRAS aumenta la capacidad de migración de las células invadiendo tejidos extramedulares (hígado, bazo y sangre periférica) y el sistema nervioso central.  En conjunto, nuestros resultados apuntan a que KRAS no coopera con MLL-AF4 en el inicio del proceso leucémico, sino que adquiere un papel importante en el mantenimiento del tumor.

– ¿Nos puedes resumir un poco con palabras simples y fáciles de entender las investigaciones que llevas a cabo en el IJC?

Mi tesis está centrada en el estudio de la Leucemia Linfoide Aguda (LLA) pro-B del lactante, un tipo de leucemia especialmente agresiva, ya que afecta a niños menores de un año y presenta unos niveles muy bajos de supervivencia. El objetivo de mi trabajo es estudiar distintos factores que puedan afectar a la agresividad de esta leucemia, como es el caso de la mutación de KRAS. Actualmente estoy estudiando el efecto de otra proteína, denominada NG2, en el desarrollo de este tipo de leucemia. La meta de estos proyectos es encontrar una “diana” que podamos atacar con fármacos específicos y frenar así el desarrollo de la enfermedad.

– ¿Por qué te centraste en el estudio de este tipo de leucemia infantil?

Normalmente asociamos cáncer con personas adultas, y afortunadamente es así en la mayoría de los casos. El cáncer suele estar relacionado con el envejecimiento, la acumulación de “fallos” en las células o la exposición continuada a determinados factores externos. Lo peculiar y terrible de esta enfermedad es que se da en niños tan pequeños que es evidente que no han tenido tiempo a sufrir ninguna de estas situaciones, por lo que además de impactante me resultó llamativa desde el punto de vista biológico al tratarse de un cáncer del desarrollo.

– Hoy en día, a un bebé 7 meses le diagnostican MLLAF4. ¿Qué posibilidades tiene de sobrevivir? ¿Cómo sería su tratamiento?

Lamentablemente, los índices de supervivencia a 5 años de este tipo de leucemia se sitúan en torno al 20%, aunque hay más factores que determinan un mejor o peor pronóstico. Al diagnóstico de estos niños se clasifica su enfermedad según varios parámetros y cada uno de los tipos se trata de manera específica con fármacos quimioterápicos. Se emplea también tratamiento intratecal, que pretende frenar la invasión del sistema nervioso por parte de las células leucémicas.

– ¿Cómo describirías un centro de investigación como el IJC? ¿Por qué es interesante?

Lo más interesante de un centro de investigación es la oportunidad de conocer otros grupos que trabajan en temas relacionados con tu mismo campo y poder aprender y colaborar con ellos. El IJC organiza jornadas científicas en las que los investigadores ponemos en común nuestros últimos trabajos y surgen aportaciones o colaboraciones muy interesantes.

 

– ¿Cómo es un día en la vida de Cristina?

Imagino que muy parecido al de cualquier persona que tenga la suerte de poder trabajar, que hoy en día es decir mucho. Me levanto con música, me “apretujo” en el metro dirección al laboratorio y allí me esperan unas cuantas horas de trabajo ya sea en la sala de cultivos celulares, en el animalario o en el ordenador. Cuando salgo llega el momento de correr a hacer algún recado, cocinar el “tupper” del día siguiente mientras hablo con la familia o los amigos que están lejos, terminar algo de trabajo si ha quedado pendiente, ver una serie y a la cama. 

– ¿Qué te gusta más de tu trabajo? ¿Y menos?

Lo que más me gusta es la sensación de estar trabajando por que algún día se pueda mejorar el pronóstico de esta enfermedad. A veces es difícil tenerlo presente, sobre todo porque la ciencia biomédica no suele dar resultados a corto plazo, pero es la única manera de mantener la ilusión por lo que hacemos.

Lo que menos me gusta es el poco respeto que tiene la sociedad en general por la investigación, desde la falta de inversión por parte de los gobiernos hasta el “conformismo” que existe por parte de los propios científicos, que vemos normal que haya gente trabajando gratis o 12 horas al día con un contrato de media jornada, por ser lo habitual. Serían impensables estas condiciones en otros ámbitos laborales, pero se considera que el científico trabaja por su propia formación y experiencia y todo sacrificio es poco.

– ¿Cuáles son tus retos en las investigaciones que llevas a cabo para los próximos 5 años?

Mi siguiente objetivo es demostrar que la proteína NG2 juega un papel en el desarrollo de la LLA. De ser así, en un futuro se podrían diseñar fármacos específicos que frenaran determinados aspectos de la enfermedad, como la infiltración de células leucémicas en el sistema nervioso central que son responsables de la mayoría de las recaídas en estos pacientes. 

– ¿Cómo te gustaría verte a ti misma dentro de 20 años?

Me gustaría tener la suerte que tuvieron nuestros padres: una casa, un trabajo fijo y una familia. Pero siendo realista eso ahora suena a utopía, más aún en este campo en el que pensar más allá de 5 años es soñar despierto. La realidad es que me veo lejos de casa, escribiendo proyectos y “suplicando” financiación para los próximos dos o tres años.

– ¿Qué cualidades tiene la investigación en otros países como por ejemplo Estados Unidos que crees que falta en España?

La mayor diferencia es la inversión, especialmente privada, aunque no se puede comparar la situación económica de ambos países.  En España se invierte muchísimo dinero en formar grandes profesionales (científicos o de cualquier campo) que terminan sus licenciaturas, másteres y doctorados para después tener que ir a buscar trabajo a EEUU u otros países que sí están dispuestos a aprovechar los frutos de su trabajo. Una vez más, falla la cultura del “corto plazo”.

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