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Un día inolvidable para Mateo, un futuro piloto de avión.

Un día inolvidable para Mateo, un futuro piloto de avión.

21/09/2010
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El socio de la Fundación, Raúl Serrano, ha invitado a Mateo, paciente de leucemia, a dar una vuelta en avioneta.

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Raúl y Mateo.

Hace unos meses, Raúl leyó una entrevista a Mateo en la última revista de nuestra Fundación (Boletín Verano 2010) en la que el pequeño explicaba que «cuando sea mayor quiere ser médico y piloto de avión«. Además de ser controlador aéreo, Raúl vuela habitualmente en el Aéroclub de Sabadell. Por este motivo, se le ocurrió invitar a Mateo a dar una vuelta en avioneta.

Aprovechando que Mateo y su madre, María, venían a Barcelona para su revisión mensual, organizamos la cita con un resultado más que exitoso que queremos compartir con vosotros.

 

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Quedamos a las 15h en el Hospital de Sant Pau con Mateo y María. El niño está encantado ya que se le plantea una tarde excepcional. «Además esta vez no me han hecho daño pinchándome porque a veces se me abren las venas«, nos explica, contento. La verdad es que habla como un adulto. Al comentarlo, su madre nos explica que ha madurado mucho y a la fuerza. «Imaginaos que un día su padre le dice de cachondeo ‘Mateo, no puedes ser del Barça, tienes que ser del Depor’ y, como Andrés Iniesta fue a visitar a Mateo cuando estaba en la UCI unas Navidades, el niño le contestó a su padre: ‘él me hizo un favor viniéndome a ver y me animó, ahora no le puedo fallar«.

Es normal que haya madurado rápidamente, lleva toda la vida de hospital en hospital. A los 2 años le diagnosticaron una leucemia mieloide aguda. La enfermedad estaba muy avanzada y tenía más de un 90% de blastos en la sangre. Tras pasar unos meses recibiendo quimioterapia en el hospital de A Coruña, le trasladaron a Barcelona. Mateo tuvo que someterse a un autotrasplante de médula que le recondujo a una vida más o menos normal. Lamentablemente, sólo duró un año.

 

«Ese año fue el único que ha ido al colegio«, nos explica María, su madre. «Ahora, hace pocos días que acaba de empezar el nuevo curso y está encantado«. Tras recuperarse por primera vez, recayó y no hubo más remedio que hacerle un trasplante de médula ósea no emparentado. Como su hermana mayor, Antia, no era compatible con él, el equipo de la Dra. Badell, del Hospital de Sant Pau, solicitó una búsqueda de donante no emparentado a nuestra Fundación. Costó un poco encontrarlo pero, finalmente, el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO) localizó una unidad de sangre de cordón umbilical americana para Mateo. En diciembre hará 2 años de su trasplante.

«Es un niño muy fuerte«, dice María, «aunque se encontrara mal, aunque estuviese en la UCI, él se levantaba a jugar, hacía bromas, etc«¿Te acuerdas de la de la pócima, mamá?», interrumpe Mateo riendo. Y se explica: «Es que estaba en la UCI y hice una pócima con pasta de dientes, champú y más cosas y se la hice beber a Carlos, el enfermero«. «Y ¿funcionó?», le preguntamos. María se troncha: «imagínate la cara que puso Mateo cuando, al cabo de un rato, vuelve el enfermero con una peluca rubia con trenzas preguntándole qué le ha puesto a la pócima porque se siente un poco extraño«.

A las 16h ya estamos en la cafetería del Aéroclub de Sabadell esperando a Raúl. Éste llega con las manos llenas: un álbum de cromos de aviones y un avión como el del Barón rojo para Mateo. La tarde se presenta muy bien. Mateo le entrega a Raúl una botella de licor típico de Galicia. «Lo ha hecho mi abuelo«, le dice orgulloso. Subimos a buscar las llaves del avión y a acreditarnos y a Mateo le regalan una gorra y un polo de aviador. «Para él es como una película«, nos dice María, contenta.

 

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Mateo, muy feliz con sus regalos.

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Recogiendo las llaves de la avioneta.

Y por fin nos dirigimos a la pista de aterrizaje. Raúl le enseña a Mateo cómo poner el avión a punto, mirar si hay gasolina… Y, ¡listos para el viaje! El pequeño está encantado con su «nueva profesión» y Raúl con explicarle hasta el más ligero detalle. Forman una «extraña pareja» pero se avienen muy bien. Acompañados de Lluís, un instructor de vuelo, Mateo y María inician un viaje ‘casi casi’ pilotado por Mateo. «He apretado los botones, he visto las casas desde el cielo…«, nos explica tras haber aterrizado.

Después, nos vamos a ver la torre de control. Gabi y Javier, acompañados por Raúl, por supuesto, le explican a Mateo para que sirven todos los aparatos. Tenemos la suerte de que, en ese mismo momento, solicitan el aterrizaje dos helicópteros militares franceses. Mateo A-LU-CI-NA! La de cosas que le podrá contar a Hugo y a Jaime, sus mejores amigos del cole, cuando vuelva a Galicia mañana.

Ha sido un día espectacular para el Mateo y, los demás también nos lo hemos pasado muy bien. «Lo de ser piloto se le va a quedar«, le decimos a María. «Mejor – nos comenta – porque una vez se le ocurrió decir que quería ser torero y a la Dra. Badell casi le da algo. Le dijo ‘con lo que nos ha costado curarte y lo malito que estabas, ahora no te nos puedes hacer torero que nos pegaremos un susto como te pase algo…».

 

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Raúl y Mateo, poniendo a punto la avioneta.

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Mateo y su madre saludan antes del viaje.

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Desde la Fundación Josep Carreras queremos agradecer de todo corazón a Raúl su amabilidad y el cariño con el que lo ha organizado todo. En todo momento ha estado pendiente de cualquier detalle para que Mateo se lo pasara bien y se agradece. Gracias por ser socio de nuestra Fundación y, sobretodo, por ser una persona sensible a la lucha contra la leucemia. Será un día inolvidable para todos.

Gracias también al Aéroclub de Sabadell que nos ha facilitado todo de manera 100% gratuita.

 

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De derecha a izquierda, Raúl, socio de la Fundación Josep Carreras; Mateo, paciente de leucemia; María, la madre de Mateo; y Alexandra, Responsable de Comunicación de la Fundación Josep Carreras.

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 Hazte socio de la lucha contra la leucemia para ayudarnos a que niños como Mateo puedan recuperarse.

Infórmate sobre la donación de médula ósea y sangre de cordón umbilical. ¡Puedes salvar vidas!

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