«Papá, me he equivocado». Estas fueron las últimas palabras de Mario a su padre, Julián, antes de fallecer. Con 21 años, Mario padecía leucemia y, en un momento dado, decidió abandonar el tratamiento médico para abrazar una pseudoterapia liderada por un curandero que le aseguró ser capaz de curar la enfermedad a base de vitaminas. ¿Esto sucedió hace muchos años o en un país exótico? No, era 2014 y pasó en la Comunidad Valenciana.
“Sí, las pseudoterapias matan”. Así lo afirma Elena Campos, Licenciada en Biotecnología, Doctora en Biociencias Moleculares (especialidad Biomedicina) y presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). Y matan aquí, en España y a menudo a personas con un nivel cultural alto y estudios. No tiene nada que ver. Pero, empecemos desde el principio…
Vamos a ver qué es una pseudoterapia. Es una palabra que todavía no está registrada en la RAE, pero, desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del Plan para combatir las Pseudoterapias, lo definen como:
Se considera pseudoterapia a la sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que no tenga soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad.
Las diferencias entre una pseudoterapia y un fármaco regulado y acreditado son abismales. Para que un fármaco salga al mercado y, por lo tanto, sea considerado un medicamento eficaz para una/s dolencia/s concretas, requiere superar una serie de fases IMPRESCINDIBLES y OBLIGATORIAS (de forma práctica y legalmente) y comprobaciones.
Como se puede comprobar en la gráfica, un medicamento puede tener una fase de pruebas, comprobaciones y vigilancia de más de 10 años. En los estudios in vitro se comprueba su eficacia en células, después se verifica en modelos animales y, a posteriori, se van realizando los ensayos clínicos en personas. Al principio, con un subgrupo muy reducido y, a posteriori, en grupos más numerosos. A su vez, muchos ensayos clínicos en Fase 3, se realizan con “doble ciego”, lo que significa que el paciente no sabe si toma el fármaco testado o placebo y el médico tampoco. Todo ello con el fin de evitar cualquier arbitrariedad.
De cada 10.000 compuestos que se plantean en una fase preclínica, solo uno podría llegar a convertirse en un medicamento comercializado.
Las pseudoterapias empiezan al revés: comienza comercializándose, prescindiendo de una investigación robusta y contrastada, de ensayos clínicos y de una revisión sanitaria acreditada.
¿Y cuántas pseudoterapias existen? Desgraciadamente tantas como imaginación de su creador y fidelidad de sus creyentes. Pero el Plan estatal frente a las Pseudociencias, apunta a 139. Los Ministerios de Sanidad y Ciencia están utilizando el siguiente esquema de trabajo para valorar una a una las pseudoterapias.
De momento, 73 de las 139 técnicas ni siquiera han intentado demostrar que funcionan. El Ministerio y la APETP valoran una a una estas terapias y, de momento, no ha habido evidencias científicas.
¿Por qué alguien podría acudir a un terapeuta no acreditado para curar su dolencia?
Los motivos son diversos, pero podrían resumirse en los siguientes según la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP):
▪ Porque el paciente se encuentra en una situación emocional de debilidad por ejemplo por una enfermedad.
▪ Porque el paciente requiere de una serie de necesidades que no están cubiertas por el Sistema Nacional de Salud.
▪ Porque alguien lo ofrece como eficaz y hace sentir al paciente especial, casi exclusivo (empatía, bienestar)
¿Cómo identificamos una pseudoterapia?
Si hace alusión a algunos de los siguientes puntos, ¡SOSPECHA!:
1. No está incluida en el Sistema Nacional de Salud
2. Utiliza “argumentos” o recursos habituales como los siguientes:
– apunta a la naturalidad del principio
– dice que no tiene efectos secundarios,
– tiene una procedencia “exótica”,
– se escuda bajo el criterio de “medicina tradicional”,
– su “fundador” afirma “yo descubrí esta terapia”,
– utiliza muchos tecnicismos sin sentido -por ejemplo, cuántico-,
– afirma no usar sin químicos,
– alguien dice “a mí me funciona”,
– apela a las emociones -cuerpo y mente-,
– habla de “energías”
– “tú te curas a ti mismo” -la eficacia del tratamiento está en tu psique-
Info complementaria que no puedes perderte:
– La web #Conprueba del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
– La web de divulgación #SaludsinBulos.
– La Guía Mitos y Pseudoterapias del Cáncer de nuestros amigos de GEPAC
– El primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España de 2019 elaborado por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas
– En los destacados del Instagram de la Fundación puedes acceder a un test de conocimiento sobre pseudoterapias que realizamos en julio de 2019 y ver los resultados.
¿Por qué hemos realizado este artículo?
Porque a diario, en las redes sociales de la Fundación encontramos mensajes como este:
Desde la Fundación, como referentes en leucemia y otros cánceres de la sangre, creemos que tenemos el deber y la obligación de informar rigurosamente y evitar cualquier bulo, desinformación o información no contrastada que pueda poner en peligro la vida de los pacientes.
Otros artículos de interés:
«El ‘efecto’ de la pseudoterapia en cáncer: más rechazo a la terapia médica«, Redacción médica
«Los pacientes de cáncer que también usan pseudoterapias duplican su riesgo de morir«, El País
«Pseudoterapias y bulos, un problema creciente en el tratamiento del cáncer«, RTVE
«Un tercio de los pacientes con cáncer ocultan que utilizan pseudoterapias«, Redacción médica
Documental «Pseudociencias» de Comando Actualidad, RTVE
Gracias a Elena Campos, Bióloga molecular, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Presidenta de la Asociación para proteger a los enfermos de terapias pseudocientíficas (APETP); y a GEPAC por su colaboración en esta difusión.