Testimonios imparables

El 8 de abril de 2019, con 29 años, me diagnosticaron un síndrome mielodisplásico, un tipo de cáncer de la sangre. Todo fue por una analítica que pedí porque me sentía muy cansado, con dolores de cabeza, mareos y, el día antes, dolor en el bazo. La verdad que fue un shock puesto que yo siempre he sido una persona que nunca me ponía malo y sin malos hábitos. La vida me cambió en un segundo: tuve que cambiar el despacho, lugar de trabajo, por el hospital.

Durante estos meses me sometí a diversas tandas de quimio, siempre con complicaciones por en medio a causa de no tener defensas. Entre unas cosas y otras, estuve el mismo tiempo ingresado que en mi casa.

Por suerte, conseguí la remisión completa de la enfermedad y decidieron hacerme un trasplante de médula ósea, gracias a un donante anónimo localizado por el Registro de Donantes de Médula Ósea de la Fundación.

Estos momentos fueron muy duros, pero siempre intenté estar con una sonrisa y agradecer cada día de vida.

Gracias también a la Fundación por el EXCELENTE trabajo que hacéis y por la oportunidad de una nueva vida que nos ayudáis a tener.

Por último, animar a todo el mundo que se haga donante de médula ósea, fundamental para que todos los que luchamos contra la leucemia podamos tener una oportunidad de vencer.

Juan