¡Hola a todos! Me llamo María, tengo 31 años y me diagnosticaron una leucemia mieloide aguda. No podía creérmelo, ni yo ni mi familia. Me acuerdo de que la palabra ‘leucemia’ daba muchísimo miedo, pero lo que más miedo me dio fue todo el proceso: el ingreso, la estancia en el hospital, estar separada de mi familia…
Fue un proceso de tratamiento duro, pero pude salir de ahí y conseguir que llegara el día de mi trasplante de medula ósea. Eso me iba a poder salvar, ¡y así lo hizo! A partir de ese día han sido controles médicos para ir vigilando que todo va bien.
Me siento afortunada y agradecida con todos los que me han acompañado en este camino. Poder volver a abrazar a mi pequeño es lo mejor que me ha pasado nunca. Mi padre siempre me dice que ha sido difícil, pero que nunca me faltaba una sonrisa, y eso les ha hecho tener esperanza.
Poco a poco va quedando atrás, pero me acordaré siempre del equipo médico que me cuidó, de los Imparables que he conocido por el camino y del trabajo de la Fundación Josep Carreras para que cada paciente salga adelante. ¡GRACIAS!
María