Testimonios imparables

¡Hola a todos! Me llamo Miguel y hace dos años me diagnosticaron leucemia. Jamás me hubiera imaginado que me tocaría vivir esto. Ha sido un carrusel de emociones donde no todo ha sido malo, también ha habido cosas buenas y si algo me ha enseñado esta enfermedad es a ser más paciente y relativizar.

Gracias a la compatibilidad al 100% con mi hermano, él pudo ser mi donante, y me sometí a un trasplante de médula ósea que me devolvió la vida. Tengo que decir que a veces me da un poco de EICH, rechazo, ¡pero estoy estupendamente y recuperado!

No voy a mentir, ha sido un proceso duro y más coincidiendo con la pandemia. Me acuerdo del fin de año del 2020, que lo pasé en el hospital sabiendo que quizá no pasaba de esa noche debido a la severa infección que padecía. Me despedí de mi pareja, Aitor, por teléfono. Es complicado explicar lo que sentí en aquella habitación a 200 km de casa.

Pero estoy inmensamente feliz porque todavía sigo aquí y puedo ver a Aitor y a mi familia súper feliz. ¡Y qué decir de mi hermano, mi donante! Os juro que cuando estamos juntos le veo la capa de Superman.

Cuando me dieron el alta dije “Se acabó, hoy empieza el primer año del resto de mi vida”. Como tengo una segunda oportunidad, no dejo escapar nada, disfruto con todo y a mi gente les digo cada día lo mucho que los quiero, porque se merecen saberlo.

Gracias a todos, especialmente a la Fundación Josep Carreras, lo que hacen es MÁGICO.

Miguel